lunes, 5 de diciembre de 2011

Y SI YO FUERA FUTBOLISTA?

Buenos días, tardes o noches, eso dependerá del momento del día en el que se encuentren leyendo este post. Para mí son unos maravillosos buenos días a bordo de un avión, hoy como pasajera, disfrutando de algo que quiero compartir con ustedes y que nada tiene que ver con el mundo del fútbol, o sí.

Gracias a mi trabajo como azafata de vuelo he experimentado tres grandes sensaciones que si no las han vivido les costará entender.
Una de ellas es la que estoy viviendo en estos momentos; Una salida de sol a 30.000 pies de altitud, algo realmente impresionante de lo que me siento muy afortunada y orgullosa de poder ver.



Otra de las maravillosas e inquietantes vivencias a bordo de un avión es esa sensación tan especial que se siente en el estómago cuando aterrizas, un leve cosquilleo instantáneo cuando el tren de aterrizaje toca el suelo que se ve incrementado si además aterrizas en casa, en tu hogar. Y es que aquí se suman dos grandes factores, uno de ellos es el de aterrizar que te provoca esa sensación tan graciosa como si millones y millones de hormiguitas treparan por tu estómago y por otro lado hablamos de aterrizar en Barcelona, después de pasar unos días en otra ciudad o país por motivos de trabajo. 
Sabiendo de antemano que tus padres, hermana, amigos te esperan con ganas de verte y escuchar tus experiencias, además vas a volver degustar las sabrosas comidas que prepara tu madre, descansar en tu preciada aunque quizás pequeña cama, ducharte en tu baño y un sinfín de placeres que deberíamos valorar más a menudo y que probablemente solo entienden los que han sentido el echar de menos su hogar y que por motivos laborales deben ausentarse y dormir en hoteles, etc.
Para acabar, la tercera y gran sensación la dejo para el final, será como la gran traca de fin de una fiesta mayor.

El post de hoy no trata de mi vida como azafata de vuelo, ni mis experiencias personales a bordo de un Airbus 320, sino más bien de cómo sería mi vida si yo fuese futbolista.
Esta idea surgió a raíz de distintas entrevistas con diferentes personalidades del sector que me hicieron llegar a la conclusión de que a niveles muy distintos, la vida de una azafata y la de un futbolista no son tan diferentes, pero realmente cómo sería mi vida si yo fuese futbolista de profesión?

Para empezar, si no estoy equivocada, son jóvenes ilusionados en su mayoría que disfrutan de lunes de descanso en cuanto a entrenos se refiere, como muchas azafatas que disfrutamos de lunes libres de vuelos, además  ellos viajan constantemente para disputar los partidos en casa del equipo contrario como las tripulaciones que estamos en constante movimiento de una ciudad a otra.
Los futbolistas durante la liga no suelen gozar de fines de semana como el resto de mortales, es decir, hasta ahora todo igual que los empleados del mundo de la aviación, con diferencias como que los equipos de fútbol se concentran en un vestuario repleto de hombres uniformados que con gran emotividad, ilusión y diversión se distraen contando sus anécdotas y escuchando sus músicas particulares y nosotras, las azafatas/os nos concentramos en una sala llamada sala de firmas o sala de breafing donde hacemos exactamente lo mismo, también uniformadas aunque con un vestuario algo distinto.

Ahora bien, nosotras tenemos una vida discreta, lejos de fama y de ser reconocidas por la calle, nadie nos espera al acabar de trabajar para firmar autógrafos ni fotos, no se nos acercan por interés ni nos hacen la pelota al menos de forma habitual.

Aquí es cuando yo me pregunto…¿Si yo fuera futbolista como sabría si la persona que decide caminar a mi lado lo hace por compartir nuestras vidas o por lo contrario, por algún interés o sacar algún beneficio?

¿Cómo afrontaría que me conocieran y admiraran por jugar a fútbol? 



Una fan fotografiándose con Cristian Lobato, jugador del Barça B y Fernando Llorente, jugador del Athletic de Bilbao firmando autógrafos.



¿Me admirarían por jugar a un deporte o por todo lo que se mueve alrededor de éste?

Es fácil contar con tus amigos de “toda la vida” porque probablemente en el momento en que se cruzaron vuestros caminos erais jóvenes con la ilusión de triunfar cada uno en su sector pero… ¿ que hay de la gente que te vas encontrando en el camino una vez ya has conseguido tu propósito?

¿Si mi personalidad como futbolista empezara a incrementar podría sobrellevarlo con humildad y naturalidad?

¿Si yo fuese un futbolista reconocido, a los 40 o 50 años, cuando ya no me dedicara a este deporte, la multitud seguiría valorándome? ¿A qué me dedicaría entonces?

¿Si me fichara un equipo de fuera de mi ciudad, lejos de mi casa, de mis amigos y familia, aceptaría?

Si yo fuese futbolista…¿mi familia y amigos como se tomarían que pasara fines de semana fuera de casa jugando los partidos?

¿Cuando llegaría mi debut y como me lo tomaría?

Estas dos últimas preguntas que me hago conozco perfectamente las respuestas aunque no sea futbolista profesional.
Sé que mi familia y amigos se lo tomarían estupendamente sobre todo si me vieran feliz porque en cierta manera ver felices a los que nos rodean nos provoca cierta felicidad a nosotros mismos. En cuanto a mi debut, dada mi personalidad alegre y soñadora seguramente lo viviría con mucho entusiasmo, felicidad y emoción. Lo viviría intensamente como si en ese momento se acabara el mundo. La sensación de pisar un campo y ver a millones de personas con la camiseta de tu equipo, incluso con tu nombre estampado en ellas y escucharlos gritar el nombre del club donde juegas, por el que peleas y luchas, el que te ha dado la oportunidad de alcanzar un sueño tiene que ser tan increíble. Personas esperando a la salida del entreno o fuera del estadio para que les firmes una camiseta porque te admiran, debe ser tan grande, tan mágico!

Aun y ser tan mágico y tan fabuloso no desearía verme involucrada en una vida así, y nunca digas de este agua no beberé porque no sabes lo que te depara el futuro pero, y como en toda buena redacción tiene que haber un pero, este lo pongo bajo mi propio criterio de lo poco que me gustan las masas, las alabaciones de unos a otros y lo mucho que sí me gusta pasar desapercibida, la libertad de hacer cualquier cosa sin tener a nadie controlando lo que haces y ser objetivo de comentarios o críticas.

Todo en esta vida tiene una parte negativa y otra positiva, sólo hay que sopesar lo que más nos conviene  y lo que nos va a aportar más felicidad.

Así mismo pienso sinceramente que se ha de ser muy maduro, saber aprovechar las oportunidades que la vida te ofrece y a la vez tener mano izquierda, ser objetivo, observar a nuestro alrededor y ver más allá de nuestro triunfo y lo que en cierta manera, desgraciadamente rodea el circulo de la locura transitoria del fútbol.
Saber escoger muy bien a quien dejas entrar en tu vida y a quién no.

Una relación sentimental puede absorber tu profesión o ayudarte incluso a tocar con los pies en el suelo manteniéndose en el anonimato, y es fácil cuando conoces a esa persona desde la infancia y habéis crecido juntos pero cuando ya eres una celebridad debe ser mas difícil, o no?

Creo que una de las cosas más importantes para no perder el norte es no olvidar los inicios de uno mismo, recordar y mantener vivo el sueño que perseguías y has conseguido, acercarte a tu familia, amigos que son los que probablemente siempre han estado y van a seguir estando cuando te encuentres arriba y todos apuesten por ti y cuando estés abajo y nadie te reclame. 
Ser consciente que así como un día has subido y eres un gran defensa, central, delantero… que cobra 500.000 euros, otro día estarás abajo pero aun y así seguirás siendo una gran persona y pase lo que pase habrás triunfado para ti mismo porque has conseguido aquello por lo que has luchado.

Ahora llegó el momento, momento que les comentaba al inicio. La tercera y gran sensación es la de despertarme cada día sabiendo que voy a realizar mi sueño, el sueño de volar, el ideal de surcar los aires acompañada de personas que con ilusión atraviesan el mediterráneo en busca de paz, de unos días de descanso,de diversión, personas que quizás viajan para reencontrarse con sus seres queridos y que con una sonrisa suben al avión esperando que esas dos o tres horas pasen vertiginosamente, chicos que con cierto nerviosismo embarcan con cara de preocupación sin separarse un milímetro de su equipaje de mano porque ahí va cierto objeto muy valorado que pretenden regalar a su pareja o un grupo de jóvenes simpáticos que viajan con el propósito de ganar un partido…
Cada mañana al entrar en el aeropuerto leo esta frase: “el mejor viaje es el de la vida” y sé que sea cual sea el propósito por el que cogemos un avión formará parte de nuestras hazañas y el destino nos deparará cosas emocionantes.






¿A dónde quieres viajar en tu vida?

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